viernes, 21 de junio de 2013

Apostar a la Formación

Tiempo atrás, en este mismo espacio, intentaba buscar respuestas para la pregunta: “¿Se puede fabricar un crack?” Y, humildemente, me respondía: “Si, claro que si. Solo hay que formar, técnica, táctica, física y humanamente al deportista, transmitiéndole valores para enriquecerlo en todos sus aspectos”. (La Fábrica de Cracks, http://elpsicologodelclub.blogspot.com.ar/2010/09/la-fabrica-de-cracks.html).
A la hora de buscar justificativos o razones, apuntaba a que los mayores enemigos en esto de formar cracks son la falta de infraestructura y tiempo (cada vez se entrena menos por este motivo), a lo que hay que sumarle la desesperante búsqueda de resultados en la que caen muchos entrenadores (que los lleva a anteponer la táctica sobre los fundamentos técnicos, aún en las categorías mas chicas).
Pero vamos más allá… Con la final de la NBA aún fresca en las retinas… ¿Cuál es el mayor talento de Emanuel Ginóbili? Basta profundizar un poco en su historia o verlo jugar para caer en la cuenta que no es el tiro de tres puntos ni ningún atributo técnico, sino su mentalidad. Su cabeza es la que lo ha llevado a soñar que podía ser grande aún cuando su físico parecía no querer estirarse en los primeros años de vida. Su cabeza es la que lo ayudó a sobreponerse a las desilusiones tempranas en su camino deportivo. Su cabeza es la que alimentó su hambre de gloria, su paciencia para esperar su momento en diferentes estadíos de su carrera, y su visión y humildad para preparar y planificar partidos, temporadas y momentos de crecimiento personal y deportivo.
La respuesta fácil es “bueno, ese es su don, y no todos venimos de fábrica con eso”. Y si bien es cierto, la condición humana siempre nos ofrece la chance de crecer, de potenciarnos, de superarnos, y así como Manu lo hizo luchando contra diferentes adversidades a lo largo de su vida, TODOS podemos superarnos para explotar el máximo de nuestro potencial. Solo es cuestión de proponérselo.
El mayor problema en este camino es que esa falta de tiempo e infraestructura parece meter a miles de chicos en un callejón sin salida. No hay tiempo para amigarse con la pelota o los elementos, no lo hay para aprender de táctica sin la premura de un resultado, y mucho menos lo hay para trabajar sobre la parte humana y social de los jóvenes deportistas. Es poco, muy poco (por no decir nulo) el tiempo y energía que se le dedica en muchos clubes a trabajar sobre la parte humana, social y relacional de nuestros chicos. Los procesos de formación se han convertido en un constante pase de pelota hacia el costado: padres que esperan que en el colegio o el club le pongan a sus hijos los límites que no tienen en la casa; y educadores y profesores que no se preocupan por formar o educar a chicos maleducados porque eso es responsabilidad de los padres. Caemos, como siempre en el conocido ¿qué está primero el huevo o la gallina? Si queremos formar, no podemos dejar de lado lo humano. Y la pregunta es: ¿en cuántas canteras realmente se trabaja o hay preocupación real por la persona que está debajo del uniforme del club?
El gran tema aquí es que se desconoce mucho cuales son los temas a abordar. Las iniciativas al respecto son muy pocas. En el básquet, Luis Scola tomó el modelo NBA para armar el Programa TAP (Transición al Profesionalismo) en el cual se instruye a jóvenes en vías de tomar el camino profesional en diferentes temas relacionados con tan trascendental paso (desde medicina o psicología, relación con entrenadores, dirigentes, agentes o la prensa hasta manejos impositivos o económicos). En otros deportes, esta formación es escasa o brilla por su ausencia. Pero… ¿Qué pasa con los más chicos? En los tiempos en los que Internet y la televisión se han convertido en co-educadores, los formadores de deportistas muchas veces siguen manejándose con manuales de hace 40 años, abriendo la brecha comunicacional (“si no preguntas cuando te pongo no preguntes cuando te saco”), despersonalizando el mensaje hablándole a todos igual o utilizando códigos comunicacionales antiguos en la época de la exposición, las redes sociales y la comunicación cibernética.
Es que, así como algún día en los colegios se dieron cuenta que había que hablar de orientación sexual, en el deporte es vital que se empiece a trabajar en temas individuales de vital importancia como los hábitos y los cuidados personales, dando nociones básicas (y no tanto) de nutrición, preparación física (los por qué de tal o cual rutina o ejercicio por ejemplo), técnicas de vendaje, etc., etc. Y ni hablar de detalles relacionados con la preparación mental, el autoconocimiento, motivación, concentración y enfoque y demás. Pero… ¿Hay tiempo? Y si hay tiempo, ¿hay gente idónea trabajando con nuestros futuros cracks? Seguramente, en algunos clubes o estructuras si, pero no son los mas seguramente.
Apostar a lo humano en lo individual, abre la puerta para introducir a los jóvenes en otros valores  como la solidaridad, el liderazgo o el trabajo en equipo. Increíblemente, nos la pasamos quejándonos de los equipos sin compromiso (en todos los niveles) y el compromiso es algo que también se puede inculcar, al igual que frases tan utilizadas como el sentido de pertenencia.
Si el mayor talento de los Ginóbili o los Scola, por citar solo dos ejemplos, es su cabeza, ¿por qué no apostar por darle valores, ideas y contenidos a nuestros futuros cracks desde chiquitos?

lunes, 17 de junio de 2013

El Botón de "Reset"

Los Grandes Deportistas siempre dejan enseñanzas a aquellos que quieren aprender y crecer. Hoy, con el diario del lunes hablando de la victoria de San Antonio y la gran actuación de Emanuel Ginóbili en sus páginas es hasta fácil decir que los grandes como Manu son capaces de cualquier cosa, incluso de reponerse de un par de juegos no tan buenos (como los primeros de la gran final con Miami). “Manu es enorme, y los fenómenos como él todo lo pueden”, dice sin vacilaciones cualquier aficionado luego de los 24 puntos y 10 asistencias logradas por el bahiense. Y razón no le falta, claro, porque “Manu es enorme” (¿quién se anima a dudar de su calidad y logros?) y porque, evidentemente, “los fenómenos como él parece que todo lo pueden” (sino, no sería un fenómeno ni hubiera logrado todo lo que logró en su carrera deportiva).
Pero hablaba en el arranque de las “enseñanzas”, ya que si nos quedamos en la condición de fenómeno de nuestro protagonista seguramente vamos a caer en el error común de pensar que lo que hizo Ginóbili es imposible para el resto de los mortales, y la verdad que no es así.
¡Alto! Concédanme unas líneas más antes de tirarme con algo. Intentaré explicar que, de todo lo que hizo Manu en el épico quinto juego contra Miami, podemos hacer todos los mortales. Y créanme que lo más importante, la esencia o lo que llevó a Ginóbili a romperla toda, está a alcance de los comunes como nosotros.
No hablo de puntos, asistencias, rebotes ni nada por el estilo, sino puntualmente de la capacidad de reciclarse de un partido para otro. Porque lo que lo llevó a jugar como lo hizo no está en su mágica zurda, en sus penetraciones ni en el latigazo con que suele habilitar a sus compañeros. No señor… Lo más importante es la capacidad que tuvo Manu para apretar el botón de “reset” en su máquina, para reencontrarse con su mejor versión. Pero claro, para apretar el botón de “reset” hay que sortear una serie de pasos: 1) darse cuenta que estas tildado o trabado; 2) reconocer que necesitas resetearte; 3) decidirte a apretar el botón; 4) hacerlo. Y aquí algo aún más importante: para apretarlo, hay que saber dónde está ese botón… Hay que conocerse, para saber de qué manera puedo reencontrarme con mi esencia, con mi mejor versión. Y eso, que parece patrimonio de los grandes como Ginóbili, en realidad, está al alcance de todos.
El deporte de alta competencia, por su marco de presiones constantes, muchas veces suele sacarnos de nuestro Eje. Es capaz de desestabilizar al más pintado, sencillamente porque somos humanos y todos podemos tener debilidades o algún mal momento. Muchos deportistas de alta competencia siguen dependiendo del clima que viene de afuera a la hora de encarar su motivación o proceso de enfoque para un compromiso, cuando en realidad, los libros marcan que lo ideal sería aprender a reconocer “cuál es tu mejor estado” para, a partir de allí, elaborar mecanismos que te permitan “conectarte con él cuando lo necesites”.
Ginóbili, en teoría, no llegaba al 5to juego con Miami en las mejores condiciones. El mismo reconoció a los periodistas que no estaba mentalmente tan fuerte como en otras ocasiones. No estaba jugando bien y la prensa estadounidense parecía caerle encima mientras la argentina hacía fuerza soñando que el ídolo renaciera de las cenizas. Y así fue… Después, con el diario del lunes, hubo quienes atribuyeron la resurrección a la decisión del entrenador Popovich de ponerlo entre los titulares por primera vez; a la ovación que recibió del público de San Antonio; a que metió su primer lanzamiento; y podemos seguir buscando razones, válidas y por ende dignas de ser tenidas en cuenta, pero sin lugar a dudas la más importante es que Emanuel se encontró con Manu, y en ese reencuentro no tuvo lugar en la cancha, sino en lo profundo de la persona.
Lo necesitaba mucho – confesó Manu a Básquet Plus luego de su épica actuación, a propósito del gran regalo que se hizo así mismo en el Día del Padre -, pasé un buen tiempo llenándolos de besos a mis hijos para valorar aún más el hecho de estar acá. A veces uno vive en una vorágine estando acá en la NBA y en un despelote mental por así decirlo, entre presión, entre lo que tenés que hacer, en cómo defender a tal, cuando tenés a Wade, cuando tenés a Allen, lo tenés que hacer en ataque… y perdés un poquito de vista que estás jugando una final de la NBA y que por ahí hay que valorarlo un poco más. Dar un paso al costado, un ratito aunque sea, y decir “estoy en el lugar donde todo jugador de básquet del mundo quiere estar”. Entonces, con mis hijos y pensándolo y demás, es como que lo valoras más y que lo haces de mejor onda, no solo sufriendo y estando preocupado. Así que creo que eso ayuda también”.
Regreso a las Fuentes. Tomar distancia para enfocar las cosas como se merecen, para poder encararlas con más y mejor onda, sin tanto sufrimiento. La clave, entonces, no está tanto en si entró o no el primer tiro o en todas las pequeñas grandes cosas que pasaron y obviamente sumaron lo suyo para que podamos disfrutar del mejor Ginóbili, sino en que Emanuel, en la intimidad de su hogar, se reencontró con Manu.
Saber apretar a tiempo el botón de “reset” puede ser clave, porque hacerlo oxigena y nos permite mirar las cosas con mayor claridad.
¿Qué es lo que te impide hacerlo? ¿Sabés dónde está tu botón de “reset”? ¿Cuál es tu mejor estado para la práctica deportiva? Cuantas preguntas, ¿no? Lo mejor del caso, es que aunque parezca lo contrario, no es tan difícil encontrarles respuesta.

miércoles, 12 de junio de 2013

Piloteando el Equipo

¿Se puede llevar un Equipo adelante sin capacidad de interrelacionarse bien con sus integrantes? Y… Los tiempos de liderazgos teñidos de autoritarismo van quedando atrás en el tiempo. Pero aunque parezca mentira, todavía nos encontramos con algunos viejos modelos.
Cuenta Daniel Goleman en su best seller “Inteligencia Emocional”, el caso de un jefe autoritario y dominante que tenía atemorizados a todos sus subordinados, hecho que tal vez no hubiera tenido mayor trascendencia si su trabajo se hubiera desempeñado en una oficina o en una fábrica. Pero el caso es que este buen señor era piloto de avión. Un día de 1978, su avión se estaba aproximando al aeropuerto de Portland, cuando de pronto se dio cuenta de que tenía problemas con el tren de aterrizaje. Ante aquella situación, el piloto comenzó a dar vueltas en torno a la pista de aterrizaje, perdiendo un tiempo precioso mientras trataba de solucionar el problema. Tanto se obsesionó que consumió todo el combustible del depósito mientras los copilotos, temerosos de su ira, permanecieron en silencio hasta el último momento. El avión terminó estrellándose y en el accidente murieron diez personas. Hoy en día, la historia de este accidente constituye uno de los ejemplos que se estudia en los programas de entrenamiento de los pilotos de aviación, en los que se hace hincapié en que la causa del 80% de los accidentes de aviación radica en errores del piloto, errores que, en muchos de los casos, podrían haberse evitado si la tripulación hubiera Trabajado en Equipo. Por eso, en la actualidad, el entrenamiento de los pilotos de aviación no sólo gira en torno a la competencia técnica sino que también presta atención a los rudimentos mismos de la inteligencia social (la importancia del trabajo en equipo, la apertura de vías de comunicación, la colaboración, la escucha y el diálogo interno con uno mismo).
Bien, hasta aquí Goleman y su ejemplo del piloto autoritario. Bajemos unos cuantos escalones y miremos para adentro de los Equipos Deportivos. ¿Cuántas veces un Equipo se cae o no alcanza el rendimiento que su potencial invita a suponer, por la falta de capacidad de su Líder (Entrenador) para fomentar el Juego en Equipo y el Compromiso real y sincero de sus integrantes con las metas u objetivos comunes?
Armar un Equipo tiene su Ciencia. La vida organizacional ha crecido mucho en todo lo
que tiene que ver con el cuidado de los Recursos Humanos, se habla y trabaja mucho sobre la Selección de Personal y se trabaja sobre la integración grupal y el fortalecimiento de sus Líderes (Jefes, Gerentes) a través de cursos y seminarios de management, liderazgo, trabajo en equipo y demás.
¿Por qué entonces los Equipos Deportivos se siguen armando, muchas veces, a los tumbos, sin una metodología clara que apunte al factor humano? ¿Qué es lo que lleva a Entrenadores y Dirigentes a dejar de lado que, debajo de la camiseta, hay una persona?
Muchos Dirigentes llegan a sus clubes avalados por un curriculum importante en su vida profesional, pero luego, a la hora de elegir o fichar un entrenador, un jugador o de armar la estructura que sostendrá a su equipo en la temporada, se manejan con la pasión como guía, llegando a hacer en el club todas las macanas que no hacen en sus empresas, en las que ponen todo su profesionalismo y frialdad al servicio del resultado.
¿Por qué no invertir en el “Equipo que está detrás del Equipo”?
El liderazgo no tiene que ver con el control de los demás sino con el arte de persuadirlos para colaborar en la construcción de un objetivo común.
¿Cuántos dirigentes o entrenadores se preparan a conciencia para liderar sus equipos?

domingo, 19 de mayo de 2013

Ganadores y Perdedores

Ser o sentirse Ganador o Perdedor es una actitud. Todos podemos serlo en cualquier orden de la vida, y muchas veces lo que nos separa de ello es solamente proponérnoslo. Pero una vez que uno toma la opción y se lo propone, hay que poner la cabeza fría para elegir camino y método para convertirnos en eso que deseamos.
¿Cuáles son las diferencias sustanciales entre ser o sentirse Ganador o Perdedor?
 
GANADOR VS PERDEDOR

Cuando un ganador comete un error, dice: "Me equivoqué" y aprende la lección. Cuando un perdedor comete un error, dice: "No fué mi culpa" y se la echa a otros.

Un ganador sabe que la adversidad es el mejor de los maestros.
Un perdedor se siente víctima ante la adversidad.

Un ganador sabe que el resultado de las cosas depende de él.
Un perdedor cree que la mala suerte sí existe.

Un ganador trabaja muy fuerte y genera mas tiempo para sí mismo.
Un perdedor esta siempre "muy ocupado" y no tiene tiempo ni para los suyos.

Un ganador enfrenta los retos uno a uno.
Un perdedor les da vueltas y no se atreve a intentarlo.

Un ganador se compromete, da su palabra y la cumple.
Un perdedor hace promesas, no asegura nada y cuando falla solo se justifica.

Un ganador dice: "Soy bueno, pero voy a ser mejor". Un perdedor dice: "No soy tan malo como lo es mucha otra gente".

Un ganador escucha, comprende y responde.
Un perdedor solo piensa en lo que va a decir.

Un ganador respeta a aquellos que saben más que él y trata de aprender algo de ellos.
Un perdedor resiste a aquellos que saben mas que él y solo se fija en sus defectos.

Un ganador se siente responsable por algo mas que solamente su trabajo.
Un perdedor no se compromete y siempre dice, "Solo hago mi trabajo"

Un ganador dice, "Debe haber una mejor forma de hacerlo..."
Un perdedor dice, "Esta es la manera como siempre lo hemos hecho".

Un ganador es parte de la solución.
Un perdedor es parte del problema.

Un ganador se fija en "como se ve la pared en su totalidad".
Un perdedor se fija "en el ladrillo que le toca colocar".
 
El texto no es mio, pero me gustó y reseña principios básicos para eso de sentirse de una u otra forma. Elegi vos y trabajá mucho. Asi es como los grandes se convirtieron en Ganadores.

miércoles, 8 de mayo de 2013

Gracias Mario

Los Psicólogos luchamos a diario para terminar de ser reconocidos dentro de los Equipos de Trabajo de los Equipos Deportivos. "¿Psicólogo? ¿Para qué? No hay presupuesto", suelen decir en los clubes cuando se les plantea la necesidad. En los últimos tiempos tuve la oportunidad de trabajar en varios clubes (Obras Sanitarias, Hispano Americano de Rio Gallegos, Velez Sarsfield, San Martin de Corrientes, Quilmes de Mar del Plata, y años atras en Ferro Carril Oeste y SAGVB entre otros), pero lo cierto es que más allá las posibilidades que pueda haber tenido, cuesta, y mucho insertarse, porque esa preguntita cierra muchas puertas.
"¿Psicólogo? ¿Para qué?" Es la gran pregunta, y la respuesta yo la recojo a diario cuando tengo la oportunidad de trabajar con jugadores y entrenadores. No son respuestas publicables, porque se trata de gestos sencillos, de esos que más se aprecian, más allá de que el ver respuesta positiva al trabajo de parte de los protagonistas ya es de por si una respuesta alentadora.
Estas palabras pertenecen a uno de los tantos jugadores con los que me tocó trabajar, Mario Sepúlveda, con quien tuve la suerte de trabajar en Quilmes de Mar del Plata, y ahora en Hispano Americano de Río Gallegos:
"Siempre escribiendo sobre cosas tan precisas de lo cotidiano de un equipo, entrenador, jugador, los padres. En fin... ¿Por qué cuesta tanto creer en la utilidad del psicólogo deportivos entonces? Cuando se tiene algún problema fisico se acude al traumatólogo o al kinesiologo, pero... ¿Y si el problema es anímico, angustia, pérdida de la confianza, dudas? ¿A quien le consultamos? ¿Por qué no tener a mano una de las herramientas más importantes para poder estar a pleno desde lo fisico y mental? Hoy soy uno de los jugadores más afortunados de nuestro básquetbol. Tengo un récord de 5 ascensos consecutivos del Torneo Nacional de Ascenso (TNA) a la Liga Nacional A y les puedo asegurar que de haber tenido la posibilidad de tener al psicólogo en el club podría haber facilitado muchas cosas a la hora de bajar ansiedades, romper con las presiones y demás que aparecen a la hora de pelear cosas importantes. Trabajamos  juntos con Germán en mi último ascenso con el Club Quilmes de Mar del Plata y la experiencia fue sumamente positiva y muy recomendable para trabajos específicos. Simplemente quería darles mi opinión y compartir mis experiencias con aquellos que trabajamos diariamente para pulir nuestras debilidades y fortalecer nuestras virtudes. Espero les guste lo narrado. Saludos. Mario Sepúlveda".

domingo, 5 de mayo de 2013

Audio Nota Pickandroll Radio

Para los que les prefieren escuchar a leer, van 30 minutos de charla con Pablo Tosal en Pickandroll Radio. Psicología, Deportes y obviamente mucho basquet en una nota distendida y rica en contenidos y ejemplos.

Este es el link para escucharla: 
http://youtu.be/iX6Ko5lOzRI


miércoles, 1 de mayo de 2013

Duda Letal

La Duda es una de las principales razones por las cuales suele fallar un sistema táctico.
“Con ese sistema nos van a lastimar mucho. Es imposible defenderlos así”, le confiesa un compañero a otro en el vestuario luego de la practica en la cual el entrenador bajó las consideraciones tácticas para el partido que se viene.
Muchas veces, esa “confesión” llega después de un entrenamiento en cuyo transcurso se trabajó el sistema en cuestión sin mayores complicaciones. El jugador lo llevó a cabo, cumplió y el entrenador se fue conforme, pero esa pizca de duda sigue trabajando en el deportista, y a la hora de la verdad esa puede ser la razón principal para que el sistema fracase tempranamente.
Lo curioso es que, en la mayoría de los casos, todos ponen lo mejor de si en pos de alcanzar el objetivo común: ganar el partido, pero una falla comunicacional puede terminar derrumbándolo todo como si fuera una castillo de naipes.
¿Falla Comunicacional? Si, claro. Y de ambos lados. Arrancamos por el Entrenador, ya que si el jugador duda, esa sensación generalmente tiene su raíz en que la explicación o las razones respecto al cuestionado sistema táctico no deben haber sido del todo claras. O no fue claro el por qué usarlo, o no fue del todo precisa la explicación o la ejercitación del cómo utilizarlo. Y eso se da muchas veces porque el Entrenador comete el error de explicar sin reparar lo suficiente en la devolución del jugador, lo que provoca que aquel que debe ejecutar lo haga automáticamente, sin la convicción que viene de la mano de haber asimilado el concepto como propio. A veces, una pregunta (“¿se entiende?”, “¿alguna duda/sugerencia/ aporte?”) o sencillamente mirar las caras, es de gran ayuda. Si el Entrenador no convence, el Jugador no se convence (no es un juego de palabras) y el sistema no se practica con la convicción que lo acerque al éxito.
Del otro lado, el Jugador, suele optar por la obediencia y el silencio, a riesgo de caer en una actitud que lo lleva a practicar o trabajar la jugada/sistema o lo que fuere, sin la convicción ni el compromiso necesarios para aprender y sacarle el jugo a lo que el entrenador está proponiendo. Lo hace con respeto y con sus mejores intenciones, pero sin jugarse entero en el proceso de asimilación y aprendizaje. Entrena bien, pero intelectualmente, en lo profundo, sigue dudando, y la duda lo lleva a poner el foco en las debilidades, temores y preocupaciones que le provoca el famoso sistema o jugada, en lugar de en las fortalezas que pudiera presentar y que, seguramente, llevaron la DT a querer utilizarlo. El Jugador cuestiona en la intimidad, en la practica entrena, pero calla, y la duda sigue dentro suyo y lo lleva a cuestionar y a, sin quererlo, potenciar desde su estado la debilidad del sistema que plantea su entrenador.
La ecuación es simple: cuando uno cuestiona, duda, y cuando duda, inevitablemente se va de Foco y su capacidad y entrega para hacer las cosas bien disminuye considerablemente.
Cuando se le muestra esta ecuación al Jugador, este suele defenderse alegando que no se anima a exponerle su postura al DT por temor a ser descalificado o a que el entrenador se enoje. Comparte la duda con algún compañero, con quien tal vez potencien el virus de la desconfianza, debilitando aún más las chances de que las cosas salgan bien.
Si el DT no abre las puertas de la Comunicación el panorama interno del grupo siempre se vuelve más endeble y propenso a este tipo de situaciones. Pero volviendo al Jugador, que en definitiva es el actor principal de esta historia.
Las soluciones también pasan por apostar a la Comunicación. Si no entendés, preguntá. No para cuestionar, sino para sacarte todas las dudas. Tal vez, transmitiendo con respeto tus dudas, puedas hacer un aporte interesante para todos. Y si las dudas persisten, en lugar de mirar las debilidades del sistema, pone el foco en sus fortalezas y hacé todo lo posible por hacerlo funcionar. Si lo hacés, es muy probable que algún compañero te siga y la cosa funcione. Y si la cosa no camina, el entrenador seguramente valorará tu entrega y se pondrá a buscar soluciones desde una postura positiva, en lugar de meterse a luchar con el jugador que “no está dando todo para que las cosas salgan bien”. Pero ese ya es otro tema…