miércoles, 24 de noviembre de 2010

De Donde Venimos y Hacia Donde Vamos

Siempre venimos de algún lado. O hemos estado ganando, o perdiendo. O demasiado organizados, o muy enquilombados; tranquilos o a full; cansados o con todas las pilas…
Ese “de donde venimos”, con sus éxitos a ser repartidos y sus fracasos a ser arreglados, motiva o lleva la conducta de un equipo hacia determinado tipo de energía-juego-organización-estilo.
Este proceso no es del todo consciente y no siempre es común a todo el equipo, porque la situación personal de cada integrante también juega un papel en esto. Algunos pueden sentir que vienen de estar demasiado tensos o muy relajados; otros que estuvieron demasiado sometidos al equipo rival; otros pueden vivirlo como demasiado distraídos, como si estuvieran en otra u otros demasiado individualistas, muy en la suya, sin poder organizarse a nivel grupal.
Pero sea como sea vivido, este “de donde vienen” lleva a los jugadores a organizarse, física y mentalmente de determinada manera, y eso va a tener mucho peso en el desempeño individual y colectivo en el partido o torneo.
Del mismo modo, siempre hay una orden inconsciente relacionada con el “a donde tienen que ir”, ya que vamos “a matar”, “a tener cuidado con…”, “a respetar al poderoso rival” a “representar elegantemente al club, país”, etc…
A veces es importante poder pensar, en el seno del grupo, como sienten que funciona esto. Como es ese lugar “de donde vienen” y como es aquel “hacia donde van”. Ya que esto sirve para quitar presiones y poder programar el estilo con el que se va a jugar, independientemente de aquello relacionado con lo técnico-táctico; así como también para coordinar mejor los esfuerzos grupales, de modo que los jugadores busquen, juntos, la manera de ir para el mismo lado.
Si el mandato inconsciente habla de “vamos para allá que hay algo interesante” el cuerpo se organiza y toda la energía se dirige, armónicamente, hacia un punto. Un punto imaginario o real que parece llevarnos hacia adelante.
Cuando el mandato es “cuidado, que ahí hay algo peligroso”, tal vez vamos igual, porque en definitiva hay que seguir para adelante. Pero el cuerpo se organiza de otra manera. Una parte parece tirar para adelante, y la otra hacia atrás; y el resultado suele ser que parece haber menos energía, los pasos o los golpes son menos certeros, las piernas menos firmes, la dirección menos clara.
De dónde venimos y hacia dónde vamos”. Parece una obviedad, y como tal, muchas veces nos olvidamos de tener en cuenta en la planificación, cuál fue nuestro punto de partida, cuál es nuestra meta, y lo que es peor, cuál es el punto de partida inmediato (el último partido, el antecedente más próximo) y cuál es el próximo rival a vencer, que no siempre tiene puesta la camiseta del equipo de enfrente.

lunes, 8 de noviembre de 2010

Los Tres Partidos

No, no se trata de un play off o del viejo y conocido “partido, revancha y bueno”, sino de una metodología sencilla y practica para encarar mejor o potenciar nuestro rendimiento deportivo o competitivo.
En términos prácticos, se trata de mecanizar u organizar mejor lo que todos y cada uno de los que realizamos alguna práctica deportiva, hacemos cada vez que tenemos que jugar un partido.
Todos nos preparamos, desde el profesional hasta el jugador de fin de semana, desde el entrenamiento hasta la salida a la cancha, entrenando, pensando o planeando el partido, con cuidados especiales, armando el bolso, etc.
Todos salimos a la cancha a jugar y jugamos… A veces bien, otras no tanto.
Y Todos disfrutamos o sufrimos el post partido, depende de cómo nos haya ido dentro de la cancha.
Y allí están los famosos Tres Partidos, que bien organizados o planteados, pueden potenciar nuestra performance considerablemente.
Más de una vez nos pasa que nos encontramos con un rival (individual o colectivamente) que nos complica sobremanera con un planteo conocido. Nos vamos del partido, jugamos mal y con la derrota o la mala tarea ya sellada, decimos “me complicó esa defensa que hacen siempre”. La pregunta, obviamente es: si sabías que usaban ese tipo de defensa, ¿por qué no te preparaste para superarla? A veces lo hacemos, pero como si fuera un libreto ensayado, sin la convicción necesaria, y a la hora de los bifes, esa falta de compenetración con el plan de juego o algunas particularidades del mismo, nos juegan en contra. Y este es solo un ejemplo al azar de una mala utilización de la previa, o del Partido Uno.
El Partido Uno prepara para el Partido Real y por ende, debería incluir: entrenamiento (con todo lo que ello implica: planificación técnico, táctica, etc), preparación física (tanto en entrenamiento como en lo que respecta al cuidado personal para llegar bien al juego, y por ende incluye alimentación, descanso y demás), y preparación mental, apartado que merece alguna línea adicional, ya que aquí entra todo lo que tenga que ver con tener en cuenta aspectos como el marco (¿local o visitante? ¿cancha cómoda o de las difíciles?, etc), las condiciones en las que se va a jugar el encuentro (¿define algo especial?, condiciones climáticas o factores que pudieran ser foco de distracción), factores tácticos adicionales (si hay que enfrentar alguna defensa dura, un sistema táctico de esos que te sacan, etc) y el toque de deseo o fantasía (que va de la mano de visualizarnos jugando un gran juego… ¿Quién no se imaginó haciendo el gol de Maradona a los ingleses o algo por el estilo?). Este toque de deseo, fantasía o visualización positiva, lejos de ser un fantaseo innecesario o una pérdida de tiempo, servirá para estimularnos a crear y soltarnos, a sentirnos capaces de hacer cosas dentro de la cancha y a encarar el juego con alegría.
Hacer un buen Partido Uno, nos preparará para afrontar de la mejor manera posible el Partido Dos o Partido Real, ya que no es lo mismo llegar al compromiso bien preparado que con una preparación deficiente, en cualquiera de los aspectos mencionados.
El cierre del ciclo viene con el Partido Tres, ese que la mayoría de los mortales jugamos dominados por las sensaciones que nos dejó el Partido Real. Si ganamos o jugamos bien, seguramente estaremos de buen humor, mientras que si el resultado no fue satisfactorio la bronca y el malestar coparán el centro de la escena. Pocos le dan valor o real importancia al Post Partido, desconociendo tal vez que allí empiezan a gestarse las chances de jugar bien en el próximo encuentro. Si, allí, porque no son muchos los que van más allá de la bronca o alegría que produce el resultado. Cuando nos va mal, solemos maldecirnos y empezamos a desear que llegue cuanto antes el próximo partido para poder borrar la imagen negativa que nos quedó. Y ese maldecirnos no siempre viene de la mano de la autocritica necesaria para ver en qué no s equivocamos, o que podríamos haber hecho para cambiar la historia. Entonces, las sensaciones negativas siguen ahí, guardadas en algún lugar de nuestro interior, esperando que se vayan mágicamente con alguna victoria o una buena actuación, cuando en realidad, lo aconsejable para encarar bien el Tercer Partido es: 1) descargarnos o cambiar el clima para poder bajar lo antes posible la persiana tras una derrota o una mala actuación; 2) analizar fríamente lo sucedido, para poder encontrar los errores cometidos y a corregir; y 3) planificar el trabajo de corrección de aquellos errores que estuviera a mi alcance corregir. De esta manera, la sensación negativa o desagradable va mutando a partir de poder racionalizar o comprender lo que pasó y se transforma en energía positiva que ponemos al servicio de las mejoras a realizar.
Obviamente, hay ejercicios que sirven para mecanizar algunos de los pasos de este entramado, pero tener en cuenta esto de Los Tres Partidos, sirve para empezar a enriquecer nuestra preparación personal o colectiva.