lunes, 24 de octubre de 2011

Hacete Amigo del Juez II

Una de las costumbres más arraigadas en gran parte de los deportistas tiene que ver con pasarle la pelota de la culpa al árbitro, tema que ya he desarrollado en algún artículo anteriormente.
El reclamo y la protesta están siempre a la mano como primera manifestación cuando algo no nos favorece, y si bien eso es una respuesta común, hay algunas cositas que sería bueno revisar para comprender cuanto nos puede perjudicar estar tan pendientes de los árbitros. En la cancha, con las pulsaciones y la adrenalina jugando su partido, mas de una vez nos cuesta leer o anticipar situaciones, por lo que generalmente (por no decir casi siempre) cuando las protestas o quejas contra los jueces empiezan a hacerse reiteradas o venimos de dos o tres seguidas, lo más probable es que estemos camino al temido “Fuera de Foco”.
A menudo desvalorizamos o le restamos importancia al esfuerzo intelectual que demanda la alta competencia. Sin darnos cuenta, gastamos mucha energía pensando para resolver situaciones durante entrenamientos y partidos, y cuando empezamos a mirar demasiado a los jueces esa energía o capacidad de atención se direcciona hacia el punto equivocado y empezamos a gastar combustible en algo que no nos va a dar los resultados que necesitamos. En concreto…
… El árbitro puede pitar bien o mal, pero no suele ser el culpable de nuestros errores o de que estemos jugando mal. A veces se equivoca, si, pero si miramos la cantidad de veces que protestamos respecto a aquellas en las que esta comprobado que cobro mal, seguro la balanza se inclina más hacia el lado de las protestas producto de la frustración que nos provoca que la jugada no nos favorezca, que otra cosa.
... Si estamos jugando mal o algo no sale como queremos, la responsabilidad es sólo nuestra, por ende, es mucho mas inteligente usar nuestra capacidad y energía para ver que podemos cambiar, y no malgastarla protestándole a alguien a quien seguramente no vamos a poder cambiar.
Cuando la atención se empieza a direccionar hacia el “que cobró” como primera opción, inconscientemente vamos dejando de lado el “que hice”, y los errores empiezan a sucederse porque al estar tan preocupados del arbitro, le ponemos poca pila a entender lo que me pide el Coach, el compañero o a hacer mi propio análisis de la situación, porque somos limitados y no nos da para hacer todo, y menos en el mismo momento.
… Si no le presto atención al “que hice”,difícilmente vaya a poder cambiar, por ende, lo mas probable es que mi juego empiece a caer por una pendiente en este partido.
La Solución es Simple y pasa, más o menos, por estos tips:
- Aceptar que, así como yo erro tiros o doy un mal pase, el árbitro es tan humano como yo y se puede equivocar, o puede leer la misma situación de otra manera, ergo, si no cobra lo que quiero, no es porque esté en contra mío ni nada por el estilo.
- Entender que, como el Arbitro es quien tiene la autoridad, lo mejor para mi es tratar de darle una buena impresión o imagen, para que de esta manera, ante la duda, nuestra sonrisa y buena onda lo induzcan a, al menos, no pitar en contra nuestra, ya que el Juez, aunque algunos así no lo crean, es tan humano como nosotros, y si bien se lo prepara para tratar de ser imparcial y justo, esa “humanidad” lo hace proclive a dejarse llevar por estados de ánimo, presiones y demás, y por ende en situaciones de duda, lo mas probable es que, inconscientemente, pite para el lado del que le cae mejor.
El de la Autoridad es un debate muy largo y profundo, pero en términos prácticos, con los árbitros y nuestra relación con ellos sobre el tapete, cuando las pulsaciones están por encima de lo normal, lo mejor es tratar de meternos en la cabeza que siempre es mejor acatar y aceptar la autoridad que desafiarla.
Por si alguno quiere leer la primera nota alusiva a los jueces, aqui va el link:

miércoles, 5 de octubre de 2011

Castigado al Banco

En los deportes colectivos los equipos están compuestos por titulares y suplentes. Pero en el básquet, abrir el juego en cancha o en el banco no siempre dice mucho, ya que más de una vez el que viene desde el banco puede jugar mas que aquel que salió en la formación inicial.
Del mismo modo, en el básquet moderno, sabemos, los entrenadores mueven el banco cada vez más, buscando en su profundidad opciones para causarle o solucionar los problemas que le plantea el rival. Es decir, entrar o salir no es determinante ni mucho menos, ¿no?
Entonces… ¿Por qué interpretamos salir del equipo cuando nos reemplazan como un castigo?
Ante la consulta a boca de jarro, muchos responden: “Nooo, nada que ver”, pero las caras de enojo o fastidio de aquellos que son reemplazados parece contradecirlos.
Lo preocupante es que en la mayoría de los casos, ese enojo nos pone a un paso del temido y nunca bien ponderado “Fuera de Foco”. ¿Por qué? Y…
Porque cuando salimos enojados, muchas veces el enojo nos saca de eje, según donde pongamos la culpa y como manejemos esa carga de emociones que viene con ella.
En castellano… Muchos jugadores, ante el reemplazo, suelen llegar al banco enojados con el entrenador, quien supuestamente “no me tiene confianza”, “no vio que el error no fue mío” o “no me bancó lo suficiente”. Entonces, como el DT es el malo de la película, voy al banco enojado con él y lo mas probable es que no preste atención a las razones que provocaron el cambio, es decir, que error /es pude haber cometido.
Otra… Muchos jugadores, ante el reemplazo, salen tan enojados consigo mismo por no haber podido sostenerse en cancha, que esa bronca los manda al banco en medio de un auto diálogo totalmente nocivo (“sos un desastre”, etc, etc). Por ende, tampoco suelen terminar de comprender bien que pasó o por qué se van a sentar. Al punto que a veces ni siquiera se dan cuenta que el cambio no tiene que ver con que hayan hecho algo mal, sino con que el Coach esta buscando otra opción táctica o te ve cansado.
El Problema es el de siempre: como manejamos las emociones que vienen con esos enojos (conmigo o con el Coach), y para ello es clave evitar que ese malestar se genere. El Tip para aprender a manejar esa emoción tiene que ver con soluciones pragmáticas: ¿Y si en lugar de enojarte porque te reemplazan volvés al banco pensando en usarlo para descansar y reenfocarte para estar disponible para salir nuevamente a la cancha? El enojo o emoción negativa bloquea o al menos atenta, contra nuestra capacidad de pensar y resolver correctamente, por lo que cuando vamos al banco enojados lo mas probable es que ese malestar se multiplique y nos deje bloqueados, sin capacidad para regenerar energías, ideas o motivación para volver a la cancha, lo que seguramente provocará que al volver juguemos peor que como lo veníamos haciendo.
¿Y si cambiamos el enojo de salir por una sonrisa / palmada o aliento al compañero que entra y nos dedicamos a recuperarnos y enfocarnos para volver a serle útiles al equipo?Vamos, no es tan difícil, y además de los consejos, hay muchas técnicas que la Psicología del Deporte puede aportar para solucionar estas situaciones…