viernes, 24 de septiembre de 2010

La Fabrica de Cracks

¿Se puede fabricar un crack? Lindo debate, ¿no? Para aquellos que asocian crack con talento descomunal, la respuesta, obviamente, es “no”. El talento “maradoniano” no se fabrica, la magia de Aymar no viene en la funda del stick, del mismo modo que tampoco se compra en las casas de deporte o las farmacias el revés de Sabatini. Esa predisposición natural que llamamos talento vienen de fábrica. Pero…
Scola, a quien no me canso de elogiar, no tiene entre sus logros un gol como el de Diego contra los ingleses; pero a la hora de los calificativos no baja del “fenómeno”. Manu Ginóbili tampoco llego a donde llegó por su magia, precisamente; igual que Carlos Tevez, Daniel Passarella, Guillermo Vilas, Hugo Conte, Marcos Milinkovic y tantos otros.
¿Cuáles son las cualidades que han convertido en grandes a los deportistas de esa lista? Un talento natural (no necesariamente tan mágico como el de Maradona o Aymar), ganas de ser y crecer, amor y compromiso para con la actividad y mucho, mucho trabajo.
Un buen “detector de talentos” ahorra trabajo de selección, porque sabiendo de antemano que Juancito tiene condiciones, hay muchas chances de que la inversión de tiempo en el trabajo de formación de sus frutos. Pero lamentablemente, los buenos detectores de talentos no abundan, a lo que hay que sumarle que no siempre ese talento se detecta en la primera ojeada. Casos como el de Passarella o Bochini, que fueron descartados en su primera prueba hay miles, ¿no?
Apostar todas las cartas a los detectores de talento o reclutadores es achicar mucho el espectro de posibilidades, ya que no siempre las apuestas como la que hizo Barcelona con un Messi de 12 años llegan a buen puerto.
No todos los jugadores se desarrollan plenamente a la misma edad, sencillamente porque venimos de hogares, condiciones de vida y estructuras de formación diferentes. Entonces, unos tienen una explosión temprana, otros lo hacen más tarde, algunos se estimulan con esa explosión temprana y crecen y otros tienen constancia y siguen mirando hacia su meta personal independientemente de lo que pueda depararles el presente en la etapa formativa. Hay chicos que son “de selección” a los 13 o 14 y luego su desarrollo o crecimiento se estanca, así como también hay jugadores que recién dan el salto de calidad o desarrollo a partir de los 18 o 20 años, incluso más grandes.
¿Hay una receta? Si, claro que la hay. Ya que así como hay grandes canteras naturales de jugadores (Argentina y Brasil son y serán generadores de talento futbolístico, y Estados Unidos no se cansa de exportar basquetbolistas, por ejemplo), el deporte mundial sabe y se ha nutrido siempre de las “grandes escuelas deportivas” (los nadadores, gimnastas y atletas de Europa del este o de Estados Unidos)o la Escuela sueca de tenistas (Borg, Edberg, Wilander y tantos otros que vinieron detrás), por citar solo algunos ejemplos.
Entonces, ¿se puede fabricar un crack? Si, claro que si. Solo hay que formar, técnica, táctica, física y humanamente al deportista, transmitiéndole valores para enriquecerlo en todos sus aspectos.
Los grandes enemigos de las “Fabricas de Cracks”, de los verdaderos formadores de deportistas, son la falta de infraestructura y tiempo (que le quita a los chicos tiempo de trabajo y entrenamiento), la desesperante y generalmente innecesaria búsqueda de resultados en la que caen muchos entrenadores (que los lleva a privilegiar la enseñanza de sistemas tácticos por sobre los fundamentos técnicos) y la despersonalización en la que se cae por esa falta de tiempo (que hace que los grupos deportivos de chicos a veces parezcan profesionales que llegan, entrenan una hora y se van a sus casas como si fuera un trabajo en lugar de un momento de socialización, diversión y aprendizaje).
Formar un deportista implica tiempo, metodología y pasión. Asi funcionan las “Escuelas” que han formado cracks en distintas partes del mundo. En Argentina, lamentablemente, abusamos del talento natural, y no siempre nos va todo lo bien que nos podría ir...

lunes, 13 de septiembre de 2010

¿Nace o Se Hace?

Habla siempre simple, sin explicaciones rebuscadas ni justificativos innecesarios.
Se hace cargo de sus responsabilidades. Sabe que es líder de un equipo importante y que de los equipos importantes se esperan victorias o buenos rendimientos.
Es ejemplo silencioso, no anda haciendo grandes manifestaciones de júbilo o bronca en público.
Lidera con el ejemplo. Es el primero en llegar y el ultimo en irse cuando de tareas de grupo se trata. No le escapa al trabajo, pero tampoco anda haciendo alardes de cuanto trabaja.
La jugó bien cuando le toco ser "el más pibe" de la generación de Ginóbili, Oberto, Montecchia o Sanchez, y no le peso para nada cuando, por diferentes motivos, quedo solo al frente del barco en el Preolímpico de Las Vegas, a partir del cual se gano la capitanía y el liderazgo natural del grupo.
Nunca le dice No a la Selección, pero no tira dardos contra los que no pueden o quieren estar, ni gasta tiempo ni energía lamentando las bajas. Su discurso es claro y coherente al respecto, y eso se traduce dentro de la cancha.
No tiene memoria de los tiros malos y su repertorio de juego es cada vez más amplio. Se le criticaba en algún tiempo su falta de efectividad en los libres, y eso, como tantas otras cosas supuestamente negativas, quedo en el pasado.
Todo el mundo sabe lo que va a hacer. Todos se preparan para sobremarcarlo o para romper el juego de dos con Prigioni, pero siempre recibe, a veces, increíblemente cómodo, y eso no es por impericia de los defensores. En un Mundial, se supone, están los mejores del mundo, y Luis los dejó pagando a todos.
¿Cómo hace? Las respuestas del hincha para pintar al goleador del último Mundial e integrante del quinteto ideal saltan a la vista: “Genio”, “idolo”, “maestro”, “fenómeno”, “mostro”. Y… Si. ¿Por qué nos vamos a meter en el lio de contradecirlo? Si descuento que no hubo argentino que no haya sentido algo así luego de verlo batallar y dar clase en las canchas de Turquía, dando las ventajas de siempre en materia de centímetros y kilos.
Ahora bien, la pregunta, obviamente referida al título de la nota es si los jugadores así “nacen o se hacen”. A boca de jarro podría decir que los genios o grandes talentos nacen, pero a lo largo de más de 30 años de ver deporte (como aficionado, jugador, periodista o psicólogo) me cansé de ver enormes talentos que nunca llegaron a explotar o a desarrollar ni el 50 por ciento de su potencial. Luis, obviamente, si lo hizo, pero su ejemplo va mucho más allá de las fronteras del rectángulo de juego, porque esas características a que hacía mención en las primeras líneas no son comunes a todos los jugadores de renombre ni a todos los líderes. Un líder atento al presente y preocupado por el futuro, al punto de haber sido el propulsor de un Programa similar al que hace en la NBA, en el que se prepara a los futuros profesionales para lo que vendrá.
Fabricar un Líder de estas características no es fácil, porque para llegar a esto hace falta un coctel muy poderoso y rico en ingredientes: lo que viene de fábrica, lo que la familia pone desde la cuna, los valores que pueden sumarle algunos educadores a lo largo del camino (maestros, profesores, entrenadores, amigos, etc), mas el trabajo y la predisposición que vienen a partir que la persona hace el click tras darse cuenta que tiene condiciones para llegar alto en cualquier orden de la vida.
Entonces… ¿Nace o Se Hace? Scola es producto del coctel en su máxima expresión. Tiene los cuatro ingredientes, pero si tuviera que elegir uno, sin desmerecer la fábrica, la cuna o los aportes adicionales, me quedo sin dudarlo con lo que puso el propio Luis cuando hizo el famoso click y se dio cuenta que tenía todo para ser un grande. Es que es ahí, en el la estación del click, donde la mayoría de los talentos se bajan del tren del éxito.
Scola nació en Martín Coronado, dio sus primeros pasos en el básquet grande con la camiseta de Ferro, pero emigró rápido a España. Su origen capitalino, basquetbolisticamente hablando, llena de orgullo a los que pueblan las canchas de Capital y Gran Buenos Aires, pero la realidad marca que las estructuras de formación hoy están lejos de darnos otros Scolas. Los tiempos han cambiado mucho en los últimos diez años, y las estructuras de los clubes, en la mayoría de los casos, le han ido quitando tiempo y espacio a los trabajos de formación, al punto que hay muchos equipos que apenas entrenan 3 horas por semana, lo que lleva a los entrenadores de divisiones formativas, por esa falta de tiempo, a poner el foco en la táctica o el equipo, por encima de lo que tiene que ver con los fundamentos o a invertir en lo social y humano. Las estructuras de gran parte de nuestros clubes suelen estar más atentas a sus planteles superiores que a la cantera, donde a la hora de buscar resultados muchos tapan sus falencias de formación con un buen reclutamiento.
Las Leonas son un claro ejemplo en eso de reciclarse. La fábrica de Leonas sigue funcionando a pleno y Argentina acaba de ganar un Mundial pese a que ya no están Oneto, Aicega, Rognoni, Masotta, Margalot y tantas otras. El básquet todavía tiene en actividad a muchos de los integrantes de la Generación Dorada, pero la mayoría ya pisa o pasó los 30. ¿Habrá llegado el momento de poner el foco en la Fábrica?