martes, 9 de septiembre de 2014

Recalculando

El fútbol, en Argentina, tiene una dinámica muy especial. Vivimos con el diario del lunes en la mano y lo que ayer era una preocupación hoy puede tener un desenlace tragico, del mismo modo que el logro de ayer muchas veces queda sepultado por la falta de tiempo para festejar y los nuevos compromisos.
Boca y San Lorenzo, en las ultimas fechas, mostraron algo de esto. Boca, afectado por el sindrome de “escoba nueva barre bien”, y San Lorenzo por el lógico bajón que viene después de alcanzar un logro de los grandes.
Los dirigentes de Boca decieron patear el tablero echando a Bianchi en medio de la semana, y casi sin tiempo para nada le pasaron la posta al Vasco Arruabarrena, un viejo conocido del club. El DT aceptò el desafio y su equipo, con apenas dos entrenamientos, le quitó el invicto a Velez, pero Arruabarrena no se subió al pedestal, y con los pies sobre la tierra declaró: "En dos entrenamientos no podés hacer mucho ni cambiar la cabeza. La actitud, intensidad y compromiso que tuvieron es mérito exclusivo de los jugadores. Los chicos supieron revertir la situación con buen juego y eso no se logra en dos entrenamientos".
Y si… ¿O no?
Humilde y realista el Vasco, sabe que eso de “escoba nueva barre bien” tiene límites, pero también debe tener claro que también es cierto que en el deporte y en la vida de los grupos tiene algo de asidero.
Si me dan a elegir, yo prefiero poner el foco de observación en un tema clave: el Clima de Trabajo.
Es que el Clima de Trabajo es decisivo para la vida de los Grupos y Equipos. Muchos líderes no le dan toda la atención que el tema merece, y lo cierto es que cuando el Clima se enrarece, la capacidad de Foco y Motivación caen y eso  pone en riesgo las posibilidades de tener buenos rendimientos individuales y colectivos. Y ahí, tal vez, podemos encontrar algún punto de contacto con aquello de "escoba nueva barre bien". A veces no es el cambio de Líder, sino el que se produce en la intimidad del grupo respecto a sus propias expectativas y ganas, que en muchos casos se potencian con el cambio de entrenador.
El folclore popular suele hablar de “le hicieron la cama”, al ver que un equipo que venía jugando mal, fundamentalmente sin actitud, en un par de prácticas y de un partido para otro luce transformado, como le pasó este fin de semana a Boca, por ejemplo. Pero lo cierto es que hay varias razones que van en contra del “hacer la cama” que tanto se escucha cuando pasan estas cosas.  Y podemos detenernos en conocidísimos conceptos como “el jugador es lo mas noble que tiene el deporte”, “a nadie le gusta perder” o, sin ir mas lejos, pensar en lo difícil que puede resultar montar una confabulación en planteles integrados por tantos jugadores con apetencias y realidades distintas.
¿Por qué no buscar una razón más sana y fácil de comprender como darle valor al “Clima de Trabajo”?
El Buen Clima, por  otra parte, favorece las relaciones, la comunicación entre los integrantes del grupo y, sobre todo, el Compromiso de los integrantes del Grupo con los intereses del Equipo.
¿Y San Lorenzo? ¿Qué pasa en el Bajo Flores entonces? Porque ahí, después de ganar la copa, lo que sobra es buen clima… Si, cierto, pero en este caso hay que poner la mira en algo lógico y absolutamente esperable: el bajón que viene con la relajación que llega después del gran logro. Cuando uno sube a la cima de una montaña, lo primero que quiere es disfrutar lo alcanzado, y lo que necesita es descansar para reponer fuerza. Bueno, nada de esto ha podido hacer la gente de Bauza, porque en horas nomás les pidieron que pongan la cabeza en el torneo local, y asi les va pobres.
Después de un gran logro o de un gran esfuerzo, es vital recuperar las energías, porque la cabeza no puede trabajar de la misma manera que antes. Lo ideal es el descanso, luego de la obra consumada, pero en el fútbol argentino no hay tiempo para relajarse, ya que inmediatamente hay que volver a empezar. Entonces, el problema principal pasa por volver a recuperar el apetito, el hambre de gloria en las cosas mundanas, las de todos los días. Volver a disfrutar de lo cotidiano, de salir a ganar los domingos, y, la pucha si es difícil, ¿no?
Lo peor en estos casos es seguir tirando de la misma cuerda. Porque cuando alcanzás el pico de la motivación mental y física, la caída es inevitable. Te relajas, baja el nivel, bajan las defensas, aparecen las lesiones y cuesta concentrarse. Es el momento de parar la pelota y buscar otras metas. Es el momento de tener paciencia. La pregunta es: ¿Se puede? 

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