El Capitán de la Selección Argentina de básquetbol, Luis Scola, pintó un panorama muy claro
respecto a este tema cuando se lo consultó acerca de cómo es esto de convivir con
chicos tan jóvenes en el Equipo Nacional: “Los chicos tienen otra forma de vivir la
vida diferente a la nuestra porque los mundos cambiaron, sobre todo en los últimos
diez años… Esto está archihablado, con la aparición de Facebook, Twitter, la
PlayStation… La sociedad se maneja de forma diferente. A mi modo de ver ni
mejor ni peor, simplemente diferente. Y me gusta esa interacción, me gusta
escucharlos”.
Dos puntos clave en las apreciaciones de este
“veterano” de 33 años: “el mundo cambió
en los últimos diez años” y “me gusta
escucharlos”.
El mundo cambió y el deporte no le va en zaga. Los
físicos son diferentes, hay mas tecnología, scouting y soportes de distintas
especialidades, incluso, aunque aún con menos participación de la deseada, lo
psicológico. Pero la vida es muy diferente. No hay tiempo para nada, un
altísimo porcentaje de chicos viven entre la doble escolaridad y las múltiples
actividades, en muchos casos, porque Papá y Mamá trabajan; y los tiempos libres
en lugar de en la plaza, el club o el potrero, se viven frente a la
computadora. Los chicos tienen más contactos que amigos, chatean mas de lo que
hablan, y entre el teléfono inteligente y la compu son capaces de sostener mas
de 5 conversaciones a la vez, con el agravante que no le prestan la debida
atención a ninguna.
Los adolescentes de hoy no son como los de antes en
muchísimos aspectos. Pero como contrapartida, en algunas estructuras deportivas
se intenta imponer métodos de trabajo basados en experiencias antiguas, que no
siempre están adecuados a esta convulsionada época de cambios.
Los niveles de exigencia deportiva a veces no están
del todo a tono con la realidad de los chicos. La vieja escuela, amparada en la
experiencia y en los buenos resultados de otros tiempos, sostiene: “cuanto más jueguen mejor”, y así vemos,
pasada cierta edad, chicos que juegan en 2, 3 y hasta 4 categorías. “Nada mejor que jugar”, dicen algunos
formadores. Pero desconocen tal vez que ese chico/a, en esas 3 o 4 categorías
juega y entrena, multiplicando hasta límites exorbitantes la cantidad de
estímulos semanales entre entrenamientos y partidos, a los que tiene que
sumarles las cargas horarias que vienen con el colegio y la vida social.
“Si quiere ser
deportista tiene que resignar cosas”, dicen muchos de esos formadores, sin
tener en cuenta tal vez que los chicos de hoy parecen mas despiertos en muchas
cosas respecto a los de antes, pero esa rapidez no siempre tiene el sustento
emocional que necesita un joven para saber realmente lo que quiere, por lo que
la adolescencia parece haberse estirado varios años, y así tenemos deportistas
de mas de 20 actuando como autómatas que responden a ordenes e instrucciones
por obligación cual estudiante secundario, lo que tiene su correlato en la vida
deportiva, ya que muchas de las cosas que hacen se llevan a cabo sin la
convicción necesaria que trae de la mano el aprendizaje, lo que provoca que ese
deportista pase muchos años de su carrera aprendiendo y reaprendiendo una y
otra vez cosas que antes se decían una sola vez y quedaban grabadas a fuego.
Incluso, aquellas directamente relacionadas con su quehacer deportivo, como la
alimentación, los cuidados y ni hablar de cómo prepararse mentalmente para un
acontecimiento.
El estrés juega “su” partido. Y el desgaste que
provocan el estudio - al que la mayoría de los deportistas escapa - y los, en
algunos casos, excesivos niveles de exigencia, termina pasando factura en
algunas situaciones muy marcadas: 1) merma en los niveles de aprendizaje o
juego; 2) alteración del humor; 3) problemas para disfrutar de la actividad
deportiva (producto a veces de la presión que viene de afuera o de la
autoimpuesta por el joven deportista); y 4) lesiones que en algunos casos
aparecen de manera sistemática o en momentos importantes (partidos decisivos,
convocatorias a selecciones, etc.)
El peso psicológico inherente es insoslayable. El
desgaste mental es evidente. Hoy todo insume energía mental, y no tenerlo en
cuenta es una de las principales ventajas que se suele dar en muchas de las
estructuras deportivas que apuestan por sus canteras. Preparan a los chicos física
y técnicamente, en muchos casos, uniformando la formación bajo patrones
establecidos, sin tener en cuenta la individualidad (quien es cada uno de mis
jugadores/as) o la necesidad de adaptar esos patrones a los tiempos que corren.
“Antes no se
hablaba tanto de presión, jugábamos porque nos gustaba y punto”, dicen los
viejos entrenadores y deportistas. Antes tampoco se hablaba tanto de
motivación, enfoque o de la necesidad de trabajar sobre la cohesión grupal o el
compromiso, sencillamente, porque antes se jugaba básicamente por el placer de
jugar, ya que el deporte no era tenido en cuenta seriamente, como hoy, como una
carrera o salida laboral, y ese costado lúdico es precisamente el que cambia toda
la ecuación.
El deporte de estos tiempos insume mucho desgaste
intelectual, ya que a las tan mentadas presiones y expectativas, hay que
sumarle que la evolución en lo táctico lleva en muchos deportes a estudiar y
aprender permanentemente. Y los chicos viven en medio de un mundo tecnológico
que consume energía mental (aunque no lo parezca a simple vista) y que atenta
contra los patrones de comunicación ideales para el mundo deportivo, ya que
nadie da una charla técnica o habla con su entrenador de temas relevantes o
pelea un contrato a través del chat o las redes sociales.
El mundo cambió, y el deporte, si bien se va
actualizando, en algunos estratos aun se debate entre la exitosa metodología de
otros tiempos y la necesidad de aggiornarse.
4 comentarios:
Interesantísimo. Y muy buena reflexión la de Scola con ese "me gusta escucharlos". La fusión de la vieja y la nueva escuela debe ser sólo clasificando los aspectos positivos. De la vieja destacaría la disciplina y descartaría la ignorancia y el miedo a los cambios (con ese 'antes no había presiones...'). Con respecto a la nueva escuela creo que el abuso que se hace de las NNTT, que sin duda derivará en trastornos importantes de la atención, como bien apuntabas, mantienen 4 o 5 conversaciones y ninguna al 100%. Considero que la mente de esta generación acabará, grosso modo, funcionando así, con los riesgos que conlleva...
Muy buen artículo. Mis felicitaciones.
Un saludo.
Juanki Lungarán
http://hazlodeportivamente.blogspot.com.es
SCOLA NO MUERAS NUNCA, TE QUEREMOS...
SOY DE VENEZUELA
SOY PROF. DE EDUCACIÓN FÍSICA Y ESTE AÑO ESCOLAR INTEGRARÉ LAS NNTT EN MI MATERIA, OJO A MODO DE CONSULTA Y MCOMO MEDIO MALTERNO QUE ME PERMITIRA LLEGAR A ELLOS CON MÁS EFICACIA, ADPATADOME ASÍ A LOS CHICOS YA QUE VIVEN Y MUEREN AL FRENTE DE UN COMPU
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