En estos días, el ejemplo que copa las tapas en el mundo del fútbol es el Boca de Falcioni, ya conflictuado en tiempos de Borghi e incluso en la segunda etapa de Basile, sin contar los interinatos. Crisis que llevó a Martin Palermo a reconocer que "tocaron fondo".
La ecuación que lleva a esta situación es simple: el DT fija pautas y comienza a trabajar - los resultados, por H o por B, no se dan en la medida de lo esperado – la gente se empieza a impacientar – los jugadores empiezan a perder confianza en los lineamientos del cuerpo técnico – esa pérdida de confianza lleva a que los resultados sigan en caída – y lo que resta es una historia conocida, que suele terminar en cambio de entrenador.
La pregunta del millón es: ¿es posible volver a fojas cero en una situación como esta? La respuesta, obviamente, dependerá de cada caso, y obviamente, de la capacidad que tenga el cuerpo técnico de, primero percibir lo que está pasando, luego de encontrar la falla y en tercer lugar, de implementar conductas efectivas que produzcan el cambio, que generalmente no tiene que ver necesariamente con un cambio o la llegada de un refuerzo.
Más de una vez nos enfrentamos con Entrenadores o Cuerpos Técnicos que, por falta de capacidad para ver sus fallas o por no tener la apertura para cambiar, optan por seguir haciendo la suya y terminan “muriendo con las botas puestas”.
Y es una lástima, porque muchas veces el cambio está más al alcance de la mano de lo que parece, pero la falta de apertura para verlo, o el no tener el ángulo de observación apropiado para mirar la situación terminan jugando en contra. La dinámica del día a día suele atentar contra las chances de poder observar desde otro ángulo: El DT estará metido en cuestiones tácticas; el Preparador Físico en su función específica; el médico en la recuperación de los lesionados o lo que le marque su derrotero por esos días y así sucesivamente. Todos mirando, por imperio de las circunstancias, el árbol que tienen delante, lo que inevitablemente los puede llevar a perder de vista el bosque. En PNL (Progamación Neurolinguistica) por ejemplo, suele decirse que “el mapa no es el territorio”.
Cuando las cosas marchan sobre rieles no hace falta cambiar nada, y por ende, no suele haber necesidad de buscar otra mirada. Para que cambiar algo que funciona bien, ¿no? Pero cuando las cosas no salen, y el cambio se hace imperioso, no siempre estamos preparados para encontrar verdades y razones. Una de las funciones del Psicólogo es precisamente aportar esa “mirada desde otro ángulo”, que en algunos casos puede ayudar a prevenir que se tenga que llegar al difícil trance de tener que “morir con las botas puestas”.
La pregunta del millón es: ¿es posible volver a fojas cero en una situación como esta? La respuesta, obviamente, dependerá de cada caso, y obviamente, de la capacidad que tenga el cuerpo técnico de, primero percibir lo que está pasando, luego de encontrar la falla y en tercer lugar, de implementar conductas efectivas que produzcan el cambio, que generalmente no tiene que ver necesariamente con un cambio o la llegada de un refuerzo.
Más de una vez nos enfrentamos con Entrenadores o Cuerpos Técnicos que, por falta de capacidad para ver sus fallas o por no tener la apertura para cambiar, optan por seguir haciendo la suya y terminan “muriendo con las botas puestas”.
Y es una lástima, porque muchas veces el cambio está más al alcance de la mano de lo que parece, pero la falta de apertura para verlo, o el no tener el ángulo de observación apropiado para mirar la situación terminan jugando en contra. La dinámica del día a día suele atentar contra las chances de poder observar desde otro ángulo: El DT estará metido en cuestiones tácticas; el Preparador Físico en su función específica; el médico en la recuperación de los lesionados o lo que le marque su derrotero por esos días y así sucesivamente. Todos mirando, por imperio de las circunstancias, el árbol que tienen delante, lo que inevitablemente los puede llevar a perder de vista el bosque. En PNL (Progamación Neurolinguistica) por ejemplo, suele decirse que “el mapa no es el territorio”.
Cuando las cosas marchan sobre rieles no hace falta cambiar nada, y por ende, no suele haber necesidad de buscar otra mirada. Para que cambiar algo que funciona bien, ¿no? Pero cuando las cosas no salen, y el cambio se hace imperioso, no siempre estamos preparados para encontrar verdades y razones. Una de las funciones del Psicólogo es precisamente aportar esa “mirada desde otro ángulo”, que en algunos casos puede ayudar a prevenir que se tenga que llegar al difícil trance de tener que “morir con las botas puestas”.
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