¿Le pesa o no le pesa a Messi la sequia goleadora que está viviendo en el Mundial de Sudáfrica? Hmmmm…
“¿Viste como le cambió la cara?, ya no sonríe como en los primeros partidos, es evidente que le está pesando”, me decía un amigo, y seguramente, razón no le falta.
A todo goleador que se precie de tal le molesta no convertir. La pregunta por cuando viene el gol de Messi se hay ido convirtiendo casi casi en un clamor popular, y eso potencia el fastidio natural que podría tener el jugador por el trance que le toca vivir.
El “inconsciente colectivo” también juega su partido, aunque a decir verdad, acá de inconsciente tiene poco, ya que en un país como el nuestro, con 40 millones de técnicos, hay igual cantidad de opiniones en medio del concierto de declaraciones, titulares, informes periodísticos y vaya a saber uno cuantas cosas más, debatiendo o buscándole razones a los males que estarían aquejando al pobre Lio Messi, que más allá de estas elucubraciones, es quien tiene que salir a la cancha conviviendo con esto.
La respuesta, obviamente, es “si, le pesa”, porque es un ser humano y no está ajeno a todo lo que se genera en derredor suyo en un Mundial. El tema es ver cuánto le pesa y para ello es vital el apoyo que le puedan dar el grupo y el entrenador para ayudar a descomprimir esa presión que se va generando en su interior.
Afortunadamente, hasta ahora ni Maradona ni sus compañeros le han dado importancia a la sequia del “10”, y ese “ya la va a meter” con que todos responden a la consulta periodística sobre el tema es la mejor banca que puede tener Messi en esta situación que le toca vivir.
Es que el riesgo, en estos casos, es que el jugador se obsesione con el gol y eso lo lleve sin quererlo a anteponer su deseo de marcar a los intereses colectivos. El deseo de convertir da paso a la necesidad y esa necesidad se convierte en obsesión, lo que achica la mira del jugador, que deja de enfocar la cancha para pasar a mirar exclusivamente el arco, quedando demasiado expuesto al apresuramiento y el error.
Las recetas para salir airoso del trance pasan fundamentalmente por la contención, ya que sentirse contenido, apoyado, ayudará al jugador a sobrellevar el momento sin pasarse de rosca con la autopresión. Psicológicamente hablando, a ese apoyo se lo puede ayudar con algunos ejercicios de visualización, para contribuir a que el goleador con la pólvora mojada no se obsesione más de la cuenta y siga viendo la cancha completa. En definitiva, más allá de que sea lógico esperar que Messi haga un gol, también lo es que Messi puede aportarle al equipo mucho más que eso (y vaya si lo está haciendo). Incluso goleadores natos como Palermo suelen sufrir que, ante una situación similar de sequia (incluso más corta) las preguntas y cuestionamientos se enfoquen en la falta de gol desvalorizando el aporte que él puede hacer para sus compañeros arrastrando marcas, dando asistencias o incluso defendiendo. Lo mismo les pasa en el básquet a los tiradores y asi sucesivamente en todos los deportes en los que hay un anotador. “Es la ley del goleador”, dicen por ahí, y algo de eso hay, solo es cuestión de estar preparado para afrontar esos momentos y no dejar que una situación circunstancial como puede ser no meterla, nos saque completamente de nuestro eje.
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2 comentarios:
Me gusto mucho el post. Creo que una buena sugerencia y que vos la mencionas es abrirles el proceso total del juego y mostrarles como pueden contribuir en las diferentes fases del mismo. Si el jugador puede sostener su confianza en las diferentes fases del juego se obsesiona menos en una.
Me alegra que te haya gustado. Y si, asi es, aportar en otras facetas del juego ayuda a abrir el foco cuando el goleador empieza a obsesionarse porque no la mete. En el basquet se da mucho también, cuando el tirador o el anotador se empieza a fastidiar o bajonear porque no puede engrosar su casillero de puntos. Ahi, si el Entrenador lo estimula a aportar en otros aspectos y lo banca pese que no logre meterla como lo hace habitualmente, el proceso de recuperación no es tan dificil.
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