viernes, 3 de julio de 2015

Abrir La Cabeza

Es común, para nosotros los psicólogos, toparnos con caras de asombro al intentar explicarles a los deportistas la importancia de “abrir la cabeza”.
Muy metidos en lo suyo; tratar de responder a las presiones y rendir para los profesionales, o de aprender y crecer para los deportistas en formación; “abrir la cabeza” suele convertirse en una traba, un foco de distracción o una preocupación que muchos consideran innecesaria, y por ende, suele quedar para otra oportunidad.
Abrir la cabeza no es una práctica esotérica, tampoco involucra cirujanos y mucho menos intenta distraer o restarle tiempo al jugador. No lleva mucho tiempo, a veces ni siquiera se necesita de un psicólogo para hacerlo, y es mucho más sencillo de lo que parece.
En realidad, no se trata tanto de abrirla, sino más precisamente de no cerrarla.
La mezcla que se da entre el placer de hacer lo que a uno le gusta (mi deporte favorito), las ganas de rendir a pleno y el volumen de trabajo que incluye entrenamientos, cuidados y demás, lleva a que muchos deportistas terminen centrando su vida pura y exclusivamente en su actividad, que en muchos casos es su trabajo, y que cuando se trata de alta competencia, trae el lastre de la inserción mediática y el crecimiento desmedido del entorno. Hacer deporte o trabajar, según el caso, consume todo su día, porque incluso, cuando no estoy entrenando, estoy viendo partidos, videos o lo que fuere. La persona se vuelve monotemática y toda su vida pasa a depender de “cómo me vaya en el entrenamiento, partido, torneo”, dejando todo lo demás (familia, vida social, otras apetencias personales, etc.) más allá de un segundo plano.
Muchos piensan que eso es lo normal, que la carrera es corta y que hay que vivirla intensamente, a full, sin reparar que esa exposición desmedida al estrés no siempre da los beneficios que ellos esperan, y que a la larga se convierte en “pan para hoy, hambre para mañana”, ya que cuando se acerca la edad del retiro empiezan a aparecer crisis y preguntas existenciales acerca de que es lo que habrá más allá del retiro, por citar solo un ejemplo.
Varios deportistas han reconocido que el apoyo o la guía de un psicólogo les ayudo a ver más claro cuando se acercaba el retiro, pero… ¿Por qué esperar hasta los 30 para “abrir la cabeza” hacia nuevos horizontes?
Abrir la cabeza para saber desde siempre, que la carrera es corta, pero que vivirla intensamente no implica someterse a privaciones desmedidas que te alejen de hacer una vida medianamente normal en lo social o afectivo, o que se puede jugar y estudiar, leer o hacer algo más que solo entrenar, espiar las redes sociales y mirar partidos y videos.
Abrir la cabeza para saber que más allá de la cancha o el gimnasio hay una vida. Que no siempre sos el centro, y que a veces podés ser acompañante… Que debajo del uniforme del equipo hay una persona que necesita cuidados, crecer y hacerse fuerte, para que luego el deportista rinda más; y no al revés.
El apuro pone a chicos muy chicos a caballo de una ansiedad que suele volverse imposible de controlar, y esa, generalmente, suele ser la razón que termina quemando talentos en la hoguera de las necesidades de otros.

Abrir la cabeza… Puede sonar raro, pero es más fácil de lo que parece y sirve entre otras cosas para que la persona/jugador pueda aprender a imponer lo suyo por encima de los impulsos o estímulos que vienen de afuera, que por sano que creamos que es el deporte, no siempre son tan limpios o inocuos como desearíamos.

2 comentarios:

Ongkarjot Singh dijo...

Que sorpresa colega al ver que no habían comentarios. Parece que no hay mucha te tendencia a leer. Me parece una buena reflexión, pienso que es un gran aporte ala vida poder detener la carrera y mirarce

Ongkarjot Singh dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.