La medicina moderna le está dando cada vez más valor
al estado anímico en los procesos de recuperación de enfermedades y lesiones.
El espíritu positivo termina siendo, en la mayoría de los casos, decisivo, por
lo que descuidar la “Cabeza” en estos trances puede ser determinante para
achicar o alargar los tiempos de convalecencia o rehabilitación; y, sabemos, en
el deporte híper competitivo de estos tiempos si algo no sobra es tiempo, ¿no?
El espectro es tan amplio que en él encontramos
recuperaciones mágicas (como la vuelta de Martín Palermo tras la rotura de
ligamento cruzado) y deportistas que tardan muchísimo más de la cuenta en
volver, u otros que ni siquiera logran hacerlo condiciones ideales.
¿La diferencia? No hay una, sino muchas, habida cuenta
que no hay dos personas ni dos físicos iguales. Arrancamos obviamente por las
condiciones en las que se de esa recuperación (el cuerpo médico que apoye y la
dirija, sin ir mas lejos); y terminamos (¿o empezamos?) en la “cabeza”, ya que
allí se van a gestar dos factores claves para que la recuperación llegue a buen
puerto: 1) el Espíritu Positivo y 2) el Orden y la Disciplina con que vayas a
encarar el trabajo de rehabilitación.
De ahí la alusión del título… “anda al psicólogo”.
La “cabeza”, aunque parezca mentira, sigue siendo dejada de lado en la mayoría
de los cuerpos técnicos de los equipos deportivos en la Argentina. Los
psicólogos no abundan en los planteles ni en los clubes, por lo que
generalmente, este tipo de ayuda debe buscarla el jugador por su cuenta, y lo
cierto es que no todos acuden al psicólogo en este tipo de trances.
¿Por qué el Psicólogo? Y, básicamente para contener y
trabajar sobre el mencionado “espíritu positivo”. Algunos lo traen de fábrica,
pero otros necesitan de alguien dándole permanentemente al “inflador anímico”
para no caerse.
Los deportistas trabajan con su cuerpo, por lo que una
lesión lo primero que provoca (además del dolor físico) es una profunda
angustia, y desde ese estado se suele hacer difícil pensar, y pensar es clave
para poder hacer correctamente “los deberes” en el proceso de recuperación para
ayudar a adelantar la vuelta.
No todos los deportistas (sean o no de alta
competencia) tienen un cuerpo médico top detrás suyo. Y aún aquellos que lo
tienen, muchas veces deben debatirse entre las angustias e intereses de su
entorno, que seguramente con la mejor onda, más de una vez terminan colaborando
para que aumenten la preocupación y el temor, en lugar del tan necesario
optimismo. El deportista se ve sometido, sin quererlo, a opiniones de todo tipo
y color, algunas encontradas en cuanto a su filosofía y contenido. Todos, en su
afán de ayudar seguramente, aportan su “sabiduría”, que en algunos casos puede
ir en contra de lo que opina el cuerpo médico que está a la cabeza de la
recuperación, y allí empiezan los cortocircuitos que llevan a la angustia y que
empujan a la búsqueda de soluciones mágicas, que solo contribuyen a confundir
más y más. Allí entra a jugar a veces el “en Internet encontré que…”, que más
de una vez promueve la hipocondría. Entonces, el deportista entra en crisis y
la recuperación se torna más lenta, alargando los tiempos considerablemente.
La contracara de esto la da un deportista que, a
partir de un buen proceso de contención, puede pensar y tomar decisiones con
claridad para encarar un proceso de rehabilitación con todas las pilas, de
manera activa, sintiéndose protagonista de la recuperación, al participar de él
con actividades sencillas en la vida cotidiana, agregándole ejercitaciones,
alimentación y terapias caseras (indicadas por los médicos que estén a cargo de
la recuperación, como ponerse hielo con cierta periodicidad, por citar un
ejemplo tonto); que obviamente sumarán su granito de arena a las sesiones de
kinesiología y trabajos físicos oportunamente ordenados por los facultativos
que comandan el proceso.
Ocupar la cabeza, sentirse protagonista de la
recuperación, es importantísimo para que esos tiempos muertos que quedan entre
sesión y sesión de trabajo con médicos, kinesiólogos y P.F., estén ocupados en
tareas que, además de colaborar en el proceso (hielo, ejercicios, etc.), sirvan
para tener ocupada la cabeza, que así no quedará a merced de esos aportes y
consejos de buena voluntad que solo ayudan a que la persona maquine
innecesariamente generando dudas y angustias que solo entorpecerán la cosa.
Manejar el Proceso de Contención, por ello, es clave,
incluso en los clubes que cuentan con un cuerpo médico full time, ya que por
imperio de las circunstancias, se da que a veces los médicos no tengan tiempo o
tacto necesario para contener y calmar las angustias del deportista.
La “Cabeza”, por ello, es clave también en el proceso
de recuperación de lesiones, que desde lo psicológico arranca por:
- Contención y Descarga (drenaje de la angustia que provoca la lesión)
- Toma de Decisiones (optar por la terapia a utilizar)
- Participación Activa (sentirse protagonista de la recuperación)
- Trabajar los Miedos (eliminar el temor a volver a lesionarse)
- Preparar la Vuelta a la competencia
- Contención y Descarga (drenaje de la angustia que provoca la lesión)
- Toma de Decisiones (optar por la terapia a utilizar)
- Participación Activa (sentirse protagonista de la recuperación)
- Trabajar los Miedos (eliminar el temor a volver a lesionarse)
- Preparar la Vuelta a la competencia
Tener un buen Cuerpo Médico es importantísimo. Pero
descuidar la cabeza puede tirar todo por tierra. ¿Por qué cuesta tanto darle su
lugar al Psicólogo entonces?
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