martes, 2 de febrero de 2016

Los Valores del Deporte



Hay pocas cosas más lindas que sentir que has inspirado algo en alguien. Ayer escribí una Columna para La Nación acerca del Fútbol y sus valores (publicada hoy en el diario, y subida en este espacio), y medio en broma medio en serio, Iván Basualdo, jugador de ObrasBasket, me mandó su reflexión al respecto, y me gustó tanto, que con su permiso, claro, me animé a compartirla.

Los Valores del Deporte
por Iván Basualdo
Volvía de la cancha con la amargura del partido perdido, pero no me podía sacar de la cabeza la imagen, repetida en varias canchas, del señor que en lugar de festejar el esfuerzo de su equipo gasta el tiempo en insultarnos de camino al vestuario. El buen hombre, que parecía de verdad odiarnos, nos gritaba deformado de euforia a dos metros de distancia, con la impunidad que le dan estar del otro lado de la baranda y no mirarnos a los ojos.
En ese momento pensaba que me rehuso a "cederle el derecho" por pagar una entrada de creerse en una especie de circo romano, convirtiéndonos en animales. Me rehuso a desligarlo de su cualidad de humano, a convertirlo a él en animal, por haber pagado una entrada.
Entonces llegamos al hotel y vemos la pelea entre los jugadores de Gimnasia y Estudiantes (profesionales, posibles compañeros) y me dio vergüenza. Los animales estamos de los dos lados de la baranda, ¿por qué no? Es mito que el jugador vive en una burbuja; se desarrolla en el mismo entorno que el resto, consumimos lo mismo.
Escucho la justificación "son cosas del fútbol" y me da más vergüenza. Lo único que pude hacer en mi caso fue devolverle la mirada, hacerle el gesto de que no era necesario. Entiendo que puede haber distintas situaciones o circunstancias -adentro y afuera- pero nada justifica tal grado de deshumanización. Es mi trabajo, es mi responsabilidad, es lo que decidí hacer con mi vida por estos años, me lo tomo con el dramatismo con el que todo esto suena; pero antes que todo, antes que nada, sigue siendo un juego.
"Lo felicito señor, -lo tendría que haber saludado y hasta le tendría que haber dado la mano-, disfrute de su equipo, vaya a su casa, alégrese por la victoria, yo voy a tratar de pasar la derrota"; y si no lo despertaba del trance por lo menos hubiera podido mantener mi esencia de persona, aunque hoy esté pisando la arena.
Me acuerdo de la película "Gladiador", y veo lo cerca que estamos, después de tanto tiempo y habiéndola visto tantas veces, de un concepto de diversión que por lo menos yo, pensaba tan lejano…

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